AGi architects, estudio internacional de arquitectura liderado por Joaquín Pérez-Goicoechea y Nasser Abulhasan, defenderá de nuevo el proyecto de la Iglesia de la Ascensión del Señor ante el jurado del World Architecture Festival, el próximo viernes 3 de octubre, al competir ahora por el galardón de “Edificio del Año” junto al resto de proyectos ganadores en sus respectivas categorías, que se irán conociendo durante estos días.
Para Joaquín Pérez-Goicoechea, socio cofundador de la firma y quien ha presentado el proyecto en Singapur, “estamos muy contentos por haber logrado transmitir al jurado los valores de nuestro proyecto, aquellos que nos han inspirado para desarrollar un edificio religioso contemporáneo diseñado desde las premisas de economía y sostenibilidad, una construcción sencilla y eficaz que a su vez dote al barrio de una seña de identidad. Nuestro objetivo ha sido concebir una iglesia muy próxima a la comunidad, convirtiéndola en un lugar de encuentro y confraternización desde el que desarrollar labores tanto espirituales como asistenciales”.
Iglesia de la Ascensión del Señor
El proyecto es fruto del concurso convocado por la Archidiócesis de Sevilla en el año 2010. La propuesta de AGi architects surge de la reflexión acerca no sólo de la importancia de la calidad del espacio arquitectónico religioso para el desarrollo de la liturgia, sino de la capacidad de estos espacios representativos para cambiar la sociedad.
El edificio planteado por AGi architects supone la conclusión del Centro Parroquial iniciado hace ahora quince años y su potenciación como foco de actividad comunitaria para un barrio en el que se han terminando de construir más de 2.500 viviendas que alojarán a unas 7.000 personas, que se suman a la población ya existente para alcanzar una cifra cercana a los 20.000 habitantes. El nuevo edificio cuenta con una superficie de algo más de 1.000 m2 que incluyen los espacios principales de culto y las dependencias auxiliares como sacristía, almacenes, etc., con lo que el complejo final engloba una superficie total de 2.000 m2.
Se persigue la consolidación del Centro Parroquial como lugar de encuentro y confraternización, desde el que desarrollar labores tanto espirituales como asistenciales, facilitando la participación de todos los agentes del barrio en torno a un objetivo de regeneración comunitaria. El proyecto también es extremadamente sensible a las circunstancias económicas actuales y de sus usuarios finales, por lo que se ha recurrido a materiales y técnicas constructivas en cuya elección han primado las premisas de economía y sostenibilidad.
El proyecto se estructura en tres vacíos: el gran patio central, vinculado al edificio ya existente, y elemento de conexión entre los espacios de culto y las dependencias del centro, desde donde nace el pavimento de piedra que penetra en el cuerpo principal de la iglesia, doblándose hacia las paredes, y generando el espacio de congregación. Existen otros dos patios de menor escala, uno de ellos vinculado al ámbito de la pila bautismal, el otro a la capilla penitencial y la sacristía.
Hacia el exterior, el edificio se abre al barrio en su portada principal que adquiere gran relevancia como espacio de llamada. La cubierta metálica se posa sobre el edificio conformando diversos planos inclinados que permiten la introducción de la luz en el interior en su justa medida para cada espacio.
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